sábado, 4 de junio de 2011

Concurso: Relato 10~Por Sabrina~

Nombre: Sabrina
Pais: Venezuela
Blog:  http://elsonidodelaadolescencia.blogspot.com/
Nombre del Relato: Obsesionada


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Sentí su mano fría sobre mí. Allí estaba él, presente pero al mismo tiempo ausente. Podía sentirlo, vaya que podía, pero nunca pude mirarlo. Pero sus constantes visitas dejaban tal sensación en mí que no hacía falta verlo. Nunca me hizo falta. Me dejaban sumergida en una profunda sensación de amor y de locura. De que en esta vida ya nada me hacía falta para subsistir. Me sentía protegida. Era un no sé qué que nunca había sentido.
A veces sentía su aliento en mi cuello, otras veces sentía sus dedos fríos recorrer mi espalda. Nunca me ha dicho nada, pero yo pienso que él es muy dulce. No sé su nombre ni cómo luce, pero me gusta imaginármelo diferente cada vez que tengo un tiempo.
He buscado en Internet muchos rituales para ver ángeles, pero todos me dicen lo mismo: son invisibles a los ojos del humano. Yo pienso que puedo cambiar eso, yo soy diferente y él de verdad me quiere. Lo sé porque el hecho de que me visite todas las noches no es pura casualidad. También sale información religiosa, pero nunca he creído en eso. Simplemente no creo en nada. No creo en que una palabra pueda describir mi vida, sentimientos y creencias.
Sé que su presencia es divina, es un ángel. Es mi ángel. Y cuando él está presente no hay demonios que me acechen, no hay peligros que pueda divisar. Ni los demonios de mi pasado me pueden alcanzar, se quedan muy atrás.
Ya casi no como, no duermo ni asisto a las clases de la universidad. Me resbalan todos los eventos de la cotidianidad. Mi única rutina que ha prevalecido a lo largo de estos últimos meses ha sido esperar su caricia diaria todas las noches. No tengo amigos, no necesito más, sólo lo necesito a él. Mis padres quisieron llevarme a un psicólogo pero no se los permití. Luego pensaron en que quizás un manicomio sería mejor, pero les hice saber que yo no tenía problemas mentales, sólo estaba enamorada de un alma muy cariñosa. Esto no era una enfermedad, era la cura a todos mis problemas.
Lo único que de verdad me he preguntado varias veces es cómo un alma tan acogedora y dulce puede sentirse tan helada, cuando siempre he pensado que el amor es un sentimiento que irradia calor.
Cada vez que en el reloj veo que se acerca la hora de su visita mi corazón late desenfrenado, mi cuerpo suda y cada vez su tacto frío me parece más mi salvación.
Entonces decidí que yo sin verlo lo amaba y guardaba una profunda obsesión hacia él. Me estaba volviendo loca, pasaba todas las noches en vela y sólo esperar sentir su tacto helado sobre mi piel como cada noche. Y a veces una sola dosis de él al día no me era suficiente, a veces quería tenerlo conmigo para siempre. Y la palabra eternidad me sonaba perfecta para ello.
Muy decidida, tomé la hojilla que había guardado en mi cajón con tanta cautela y sentí el frío metal: esto era lo que anhelaba desde hace mucho tiempo, desde nuestro primer encuentro. Tomé la hojilla con un poco de nerviosismo, sabiendo que ya no habría marcha atrás.
Tomé una hoja y escribí “Yo amo a mi ángel, y sólo lo podré ver si me voy con él a la eternidad”.
Luego mi visión se tornó borrosa y lo único que pude ver con claridad eran charcos de sangre en mi habitación. Y sentí sus labios fríos sobre los míos.
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1 comentario:

Gisel dijo...

¡Hola! Uhh, este relato tambien me ha gutado =), y me siento orgullosa, y al mismo tiempo cohibida por haber participado con personas de tanto talento.
Continuare leyendo, se cuidan, y adiós.